Allí me quede, sola, como siempre me había sentido, con el teléfono en la mano esperando tu perdón. Pasaba el tiempo y ahí estaba yo; llegue a pensar que me había vuelto loca, y así era. En aquel rincón, con ese vestido corto que tanto odiabas, y tus palabras todavía flotando en el aire, una corta despedida y un portazo; Nos venció el orgullo y no fuimos capazes de apurar el veneno que en ese momento nos recorría por dentro, ninguno de los dos. Y pude comprobar que, ni tú me querias tanto y que ni yo te queria tan poco.
Yo, que hubiera prendido fuego a la lluvía por ti
Omsss( Me encanta como escribes, cada una de tus palabras, y me encanta el final de esta entrada.
ResponderEliminarMe encanta pasarme por aquí, y me gustaría que te pasaras por mi blog más a menudo porvorrr:
http://www.carpediemenestadopuro.blogspot.com/
Tengo otro nuevo, más simple, sigueme si quieres:
http://www.sunisupincalifornia.blogspot.com/